Cuando los libros de Harry Potter triunfaron, en las novelas juveniles proliferaron los jóvenes magos adolescentes; tras el éxito de Crepúsculo y sus continuaciones, las ficciones se llenaron de vampiros, hombres-lobo y demás híbridos con problemas amorosos; ahora que Los juegos del hambre ha impuesto una nueva moda, le toca el turno a las series a caballo entre la fantasía y la ciencia-ficción que han dado en llamarse “distópicas”, es decir, ambientadas en futuros difíciles y conflictivos. La serie que, ahora mismo, parece destacar más es la que se inició con Divergente, la primera novela de Veronica Roth –que la escribió con 22 años–, que continúa con Insurgente, publicada en mayo en los EE.UU. y que no he leído, y a la que parece que seg…
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