Aunque a raíz de su elección como pontífice se sabe algo más de la vida de Benedicto XVI, quedaba todavía por explorar sus años de estudiante universitario y de profesor. Esa laguna pretende llenarla G. Valente con este libro, publicado en italiano hace unos años y que ahora ve la luz en castellano.
Tras ser ordenado sacerdote y después de un breve encargo pastoral, Ratzinger comienza su andadura en las cátedras universitarias como una joven promesa. El polémico episodio de su tesis doctoral, corregida y discutida en los márgenes por Schnmaus, es ya bien conocido –el propio Ratzinger lo refirió en su autobiografía- y, aunque cierto, ha sido interpretado de una forma más legendaria que real. En efecto, muchos son los que todavía sostienen que hay una ruptura intelectual en Ratzinger, como si se hubiera apartado pasado el tiempo de esa teología innovadora o alejada de Roma que habría transitado en su juventud. Pero esa imagen falsea su trabajo.
El libro de Valente deja bien claro el trabajo fiel de Ratzinger y su compromiso vital e intelectual con el Magisterio. No hay discontinuidades ni en su vida ni en su obra; a lo sumo, suaves evoluciones, propias de todo investigador, dentro del dogma y una trayectoria que destaca por su coherencia. Leyendo este interesante ensayo se puede valorar mucho más esa actitud sincera y piadosa, pero sólida y asentada racionalmente, de Ratzinger en las turbulentas aulas universitarias en las que tuvo que impartir sus lecciones. Algunos aprovecharon el desorden de los sesenta, y la agitación del Concilio, para levantar el vuelo como teólogos polémicos; Ratzinger, tras las sesiones, volvía a sus lecciones y a atender, con la misma solicitud, a sus discípulos.
Ratzinger es un prolífico investigador, un reconocido teólogo y un reputado intelectual. Ni su nombramiento episcopal ni su cargo como prefecto le apartaron en su momento de la vida intelectual. Ahora como pontífice sigue refugiándose en el estudio. Incluso después de su elección, se siguió reuniendo anualmente con sus discípulos. Valente ha contado con el testimonio de muchos de ellos, que guardan entrañables recuerdos de su viejo profesor.