La autora de La niña de los nueve dedos, Laia Fàbregas (Barcelona, 1973) se dedica al arte y reside en Barcelona y en Amsterdam. Su nueva ha sido escrita en catalán y neerlandés y luego traducida por ella misma al castellano.
En capítulos alternativos, los dos personajes principales -“él” y “ella”- narran sus historias, que al inicio de la narración convergen en un vuelo entre Barcelona y Amsterdan. Allí han coincidido en butacas contiguas una joven funcionaria de la hacienda holandesa y un extremeño de avanzada edad, que había emigrado a aquel país, donde se casó y tuvo tres hijos con una holandesa artista. Después de años en que toda la familia se trasladó a vivir a Cataluña, regresa, viudo, a visitar a uno de sus hijos, pero muere de manera repentina durante el aterrizaje del avión y la joven se queda con una enigmática caja que el fallecido llevaba como equipaje de mano. Ella, por su parte, también tiene otro misterio que le ocupa, una lista de cien nombres de personas que va localizando poco a poco en la búsqueda de una información que le acucia.
Novela sencilla de emigrantes y adaptaciones, el arte y la comunicación, la familia y las casualidades. Es amena e intrigante, aunque la última parte, a pesar de su interés, queda un tanto deslucida al flaquear la tensión.