Tras dos novelas breves y tres colecciones de cuentos, entre las que destaca la aclamada Pájaros de América, vinieron once años de silencio. Moore, de 52 años y Académica de las Letras de América, ha dejado los tristes personajes de sus relatos (solos, frustrados e incomunicados) y se sumerge en un intento de resumir EE.UU. Tassie es una chica de pueblo del Medio Oeste americano que vive con sus padres y hermano. A los veinte años se marcha a la ciudad, a la universidad. Es sensata y buena persona, quiere terminar de madurar y, sobre todo, no ser una persona mediocre. Allí conoce a la sofisticada Sarah, que quiere adoptar a un hijo. Comienza a trabajar para ella como cuidadora hasta que descubra un triste secreto en el pasado de Sarah.
Moore ha declarado que pretendía con esta novela “dar un pequeño golpe bajo a la vida estadounidense”. Es muy crítica con la sociedad de su país. Aquí se fija en un tema habitual de la literatura norteamericana: el racismo. Mezclado con el complejo asunto de la adopción, donde hay que esforzarse por no caer en una visión mercantilista de los seres humanos, tiene todos los ingredientes para destilar veneno. Tassie se sentirá primero deslumbrada por la glamourosa Sarah y su atractivo esposo, para ser golpeada después por la hipocresía burguesa en su peor manifestación.
El estilo realista, descriptivo y directo de Moore hace que el lector se sienta como ante una ventana. Su habilidad para mostrar cosas más que contarlas demuestra un talento que descubre al verdadero escritor. Todo es de una franqueza y realismo casi brutales, mezclado con el humor característico de la escritora, llena de ingenio, imágenes audaces y giros sorprendentes en las conversaciones. Siempre tiene una comparación brillante a mano que ilumina el comportamiento humano de un modo muy expresivo, sin necesidad de muchas explicaciones. Moore escribe con mimo, hay pocas frases ociosas y mucho menos párrafos enteros.
Hay que decir con todo que brilla mucho más en los relatos que en esta novela. La historia de Tassie y Sarah interesa, pero no demasiado. Es el estilo de la escritora más bien lo que arrastra la lectura. En sus cuentos resuelve mejor las situaciones y la intensidad de la distancia corta multiplica la potencia de su estilo.
No es que Moore aporte una visión de la vida americana que no hayan contado antes Carver, Bellow o Roth, pero dispone de un estilo atractivo que hace pasar mejor la visión negativa que todos ellos tienen del ser humano.