Cuando en Roma se cuenta el origen del Baldaquino de San Pedro, se dice que los cardenales de la época dieron a Bernini las ideas que querían ver representadas en el crucero de tan representativa sede. El napolitano tradujo magistralmente al propio lenguaje, el artístico, la profundidad del mensaje teológico que se quería transmitir.
Este libro la descripción de una traslación semejante, si bien no habla de escultura sino de comunicación institucional. Pero es también la traducción artística de un mensaje. La reacción ante una crisis puede ser un mero parche. O también convertirse en oportunidad para transmitir con el propio modus operandi, con el saber hacer profesional, unas profundas convicciones.
El relato vital de cómo los departamentos de comunicación del Opus Dei respondieron al ataque contra la Iglesia que supuso el fenómeno editorial primero, fílmico después y marketiniano siempre del “Código Da Vinci”, es la plasmación en arte comunicativo de una idea, de un objetivo que puede recibir varios nombres: desde el visual “hacer del limón limonada” de Dale Carnegie, a la amable exposición de la verdad de Alvaro del Portillo (primer sucesor de San Josemaría Escrivá al frente del Opus Dei), hasta el “ahogar el mal en abundancia de bien” de quien fundó esta institución de la Iglesia Católica.
Llámese como se quiera, se trató de una brillante y efectiva respuesta profesional, digna de crear escuela entre quienes se dedican a la comunicación institucional. Un planteamiento sereno, positivo y anticipativo para apagar un incendio provocado -con todos los ingredientes para volverse devastador- y convertirlo en antorchas de verdades y cortafuego de ficciones.
El libro de Juan Manuel Mora, que desde Roma dirigió técnicamente la campaña, tiene la agilidad de la vivencia, unida al orden y estructura de su capacidad docente.