Este nuevo poemario supone cierto cambio en la poesía de Carmelo Guillén (Sevilla, 1955). Sin apartarse de algunas constantes de su obra (poesía muy humana, cordial; influencia de lo popular, un ritmo muy personal en el que los encabalgamientos tienen notable importancia…), se trata, sin embargo, de unos versos desarrollados a partir de un hecho: el fallecimiento de la madre del autor. Esto da pie a una serie de poemas en los que lo biográfico se une con consideraciones relacionadas con el sentido de la existencia, la fe, el más allá, el significado del pasado…, sobre las que el autor vuelve una y otra vez, como una inquietante marea que trae y se lleva recuerdos, personas, lugares y suscita tantas preguntas esenciales.
Puede hablarse de un tono más elegíaco que en obras anteriores, aunque hay que matizar ese calificativo. Porque junto al dolor y al encuentro con el misterio de la muerte, no falta la alegría, tan característica de toda la poesía de Carmelo Guillén, ni la gratitud por lo vivido y por los dones recibidos (padres y un hermano fallecidos, entre otros). El título del poemario es muy expresivo, pues el poeta trata de indagar y de dialogar con el lector sobre lo que se nos oculta detrás de la fugacidad de los días, y de armonizar pasado, presente y eternidad, como única vía de comprensión del sentido pleno del existir de los hombres. No se trata, por tanto, de poesía desarraigada, melancólica o nihilista.
En la primera parte del libro (La vida), con el mar como símbolo predominante, abundan las referencias al pasado del poeta. En la segunda (Lo secreto), la figura de la madre ocupa el lugar preferente. En la tercera, que lleva el mismo título del poemario, se pasa de lo biográfico a intuiciones más universales sobre el sentido de la vida y de la muerte, siempre bajo una perspectiva cristiana bien enraizada. Por tanto, hay a lo largo del libro un proceso que parte del dolor y termina en la serenidad, después de haber suscitado no pocas preguntas y reflexiones y de habernos conmovido en algunos de los más logrados poemas de La vida es lo secreto. Libro muy trabajado, de madurez, que probablemente marcará una nueva etapa en la poesía de Carmelo Guillén.