La autora, periodista especializada en divulgación científica y ganadora de un Premio Pulitzer, aborda de un modo desenfadado algunos de los temas científicos que pueden despertar mayor interés popular. Al ser un libro pensado para el gran público, el texto está redactado en un lenguaje muy asequible, aderezado con unas notas de humor, a veces autobiográfico, pero sin caer en la frivolidad.
Al libro le cuesta arrancar; los tres primeros capítulos puede que no acaben de enganchar al lector, pues son los dedicados a las características de la ciencia, la estadística y a las mediciones. Pero entonces se llega a lo mejor del libro: los dos capítulos siguientes, que están dedicados a la física y a la química. En ellos se aborda la teoría del big bang y el origen y desarrollo de la vida. La capacidad de la autora para conectar con el público aflora cuando explica las leyes de la termodinámica de una forma divertida y comprensible.
Es entonces cuando se entiende el sentido global del libro: explicar el fundamento científico de cuestiones relacionadas con la vida cotidiana (¿por qué se derrite un helado? ¿Por qué el café caliente suele parecernos más sabroso que el frío?). Se llega así al capítulo sobre biología evolutiva en el que Anger apuesta fervientemente por la evolución darwiniana, criticando la teoría del diseño inteligente. Los tres últimos capítulos están dedicados a la biología molecular (de especial interés resulta la parte del texto dedicada al ADN), la geología (centrándose en la tectónica de placas) y la astronomía.
Libro de interés para aproximarse a la ciencia de un modo claro y sencillo, al que le sobran los breves retazos de materialismo que, muy de tanto en tanto, lo salpican innecesariamente.