¿Es compatible la confianza en la razón humana con la existencia de lo que supera las facultades cognoscitivas del hombre? Javier Prades, catedrático de Teología dogmática, realiza una bosquejo histórico de la razón para explicar un hecho empírico: el alejamiento de la sociedad -en particular se refiere a un estudio sobre la religiosidad de los jóvenes españoles- de la religión. En primer lugar, se refiere al predominio de la mentalidad cientificista que ha condenado al absurdo, como carente de interés, todo lo que no es susceptible de racionalización. En segundo lugar, apunta como un elemento que obstaculiza la fe, la existencia del mal, del que, en este comienzo del siglo XXI, la sociedad es trágicamente consciente con el fenómeno del terrorismo.
Pero la pregunta crucial es: ¿se conforma el hombre con la razón? Parece que la razón científica no ha satisfecho todas sus pretensiones: pese a la riqueza tecnológica, el hombre contemporáneo sigue estando vacío, carente de sentido. Pero si nos atenemos a un concepto amplio de racionalidad, es decir, si se persigue algo más allá de la realidad material, entonces el hombre puede descubrir que ésta se le aparece como “signo”, porque “remite a nuestra razón a otra cosa, a un más allá”. De este modo, Prades concluye que el Misterio no se contrapone a la razón; más bien es el horizonte último de la misma.
Es difícil decir cosas tan importantes con la concisión con que lo hace Prades en este texto breve pero rico en sugerencias. Logra, en último término, acercar al lector a una perspectiva más completa que los reduccionismos a los que nos tiene acostumbrados la postmodernidad.