El canto de las sirenas: argumentos musicales constituye una ambiciosa propuesta del catedrático de filosofía Eugenio Trías (Barcelona, 1942), en la que aúna dos de sus grandes pasiones: la filosofía y la música. La obra está planteada como un periplo por las principales corrientes estético-musicales, desde el nacimiento de la ópera y la emancipación de la melodía con Claudio Monteverdi, hasta la “arquitectura musical” de Iannis Xenakis, analizadas en su contexto histórico y sobre todo, desde sus presupuestos filosóficos.
“Esta propuesta filosófica -dice Trías- quiere, pues, a través de la palabra, recrear sus propios conceptos y categorías siempre en compañía de la música. Y sobre todo en compañía de aquellos compositores que asumieron radicalmente la naturaleza y esencia de la música, esclareciéndola a través de sus obras, y de las ideas estéticas, o de estética musical, que en ellas cristalizan”.
Aunque Trías asegura que ha intentado que nadie “se asuste” y -al margen de la tesis filosófica que aparece al final del libro- ha escrito su libro para cualquier persona que ame la música, lo cierto es que su lectura requiere unos conocimientos notables de historia de la música -estilo y repertorio-, así como cierta familiaridad con el ensayo de tipo especulativo.
El canto de las sirenas no es en absoluto una obra de divulgación. Es un ensayo extenso que pretende mostrar -desde un acercamiento filosófico- que la música no sólo despierta emociones y es expresión y remoción de afectos, sino que también constituye una gnosis, auténtica vía de conocimiento. Como mantiene el autor, “es a la vez arte y ciencia, artesanía y forma de conocimiento (físico y metafísico, matemático y filosófico)”.
Aunque algunas de las tesis de Trías son ciertamente discutibles y, en el caso de algunos autores -como Béla Bartók- se centra en sus obras menos características para desarrollar una particular visión del músico y de la factura musical de su creación, el libro contiene ideas brillantes y sugerentes: por ejemplo, la relación que establece entre Haydn y Mahler, o la defensa que hace del denostado sinfonismo de Schumann. Frente a la ingente labor filosófico-musical de T.W. Adorno -el filósofo que más interés y esfuerzo ha puesto en resaltar el maridaje entre la filosofía y la música-, demasiado marcada por prejuicios y complejos no superados, Trías propone un acercamiento desapasionado y justo. Sin embargo, se nota que Trías es principalmente un filósofo: el libro cobra interés en su segunda mitad, donde el autor aborda la estética y la obra de autores como John Cage, Boulez, Stockhausen o Xenakis, con cuyos ensayos y métodos siente ma-yor afinidad.
En el último capítulo, titulado “categorías musicales”, insiste Trías en el carácter ambivalente de la música, capaz de despertar lo más irracional del hombre, y de elevarlo a lo suprarracional: “Y es que el espíritu (Dios mismo en su caracterización como causa final, o éschaton de la vida y de la historia) tiene quizá su clave fundacional, o su estrato de significación y sentido más radical, en ese universo musical que el pensamiento filosófico debe recrear si quiere convalidarse en sus pretensiones de verdad, o si quiere seguir y perseguir el genuino hilo de la verdad”.