Sólo nueve relatos componen este extenso libro, todos largos; y algunos llegan a ser verdaderas novelas. Cabe encuadrar todos estos escritos -y no sólo por la época- como propios del realismo romántico. No tanto góticos, porque aun si hay misterio y terror en todos ellos, la autora no domina las riendas de lo incógnito convirtiéndolo en verdadero misterio. Y, con ello, el terror lo es menos: se queda en crueldad manifiesta. Demasiado realismo coherente para poder calificar el libro de gótico. Gaskell (1810-1865), hija y esposa de pastor de la Iglesia unitaria inglesa, se estableció en Manchester en los inicios de la revolución industrial, ambiente que utiliza en varias de sus obras; por ejemplo, Norte y Sur. De ambientación costumbrista y cuestiones morales son Mary Barton (1848) y Vida de Charlotte Brontë (1857).
En estos relatos no consigue poner de pie personajes y sitios, no crea, sino que relata una historia un poco al estilo rondalla. Será muy gustoso de leer a quienes les guste que les cuenten largas historias con mucho argumento, y no tienen o no se despierta en ellos la perspicacia que les llevaría a ver el final ya en las primeras páginas… Como hija y esposa de pastor unitario, desconoce la religión católica y sin embargo eso no le impide repetir los ataques tópicos y calumnias del momento. En La bruja Lois el ensañamiento es más que exagerado, ridículo.