Ediciones Internacionales Universitarias. Madrid (2006). 166 págs. 10 €.
Jokin de Irala es doctor en Medicina por la Universidad de Navarra y en Salud Pública por la Universidad de Massachusetts, y es profesor titular de Salud Pública. Es conocido por sus trabajos de investigación y publicaciones en lo que ahora se ha dado en llamar «salud reproductiva». Por ejemplo, recientemente ha publicado, junto con Alvaro Alonso, en la revista «The Lancet» un valiente comentario editorial sobre la necesidad de optar por medidas que eviten el sida y no sólo pretendan reducir el riesgo. Cristina López del Burgo, doctora en Medicina, es profesora e investiga también en salud reproductiva en el Departamento de Medicina Preventiva de la Universidad de Navarra. Matthew Hanley es máster en Salud Pública y trabaja en el Catholic Relief Services, agencia oficial católica de ayuda al desarrollo.
Este breve libro afronta en un lenguaje claro y divulgativo los principales aspectos de la prevención de la transmisión sexual del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Al mismo tiempo que divulgativa, esta publicación es un ejercicio riguroso de medicina basada en la evidencia, como lo demuestra la abundante bibliografía (98 referencias, en su mayoría de revistas médicas), muy cuidada y actualizada (casi todas las referencias son posteriores a 2001), de modo que las afirmaciones se sustentan en estudios observacionales o experimentales publicados en revistas médicas solventes.
La estrategia ABC («Abstinence, Be faithful, Condom») está muy presente a lo largo del libro. No en vano el Prof. de Irala fue uno de los 140 firmantes del consenso que se publicó en «The Lancet» hace ahora dos años. En ese consenso se hablaba también del preservativo, pero en el contexto de personas de alto riesgo con una vida habitualmente muy promiscua.
Son muchas las investigaciones científicas realizadas en los últimos 25 años sobre las intervenciones para prevenir el sida. Curiosamente, se está dando una peligrosa separación entre quienes trabajan en salud pública con un mayor rigor metodológico (epidemiólogos) y quienes se mueven también en estos ámbitos con una función más burocrática o trabajan para hacer «marketing» social. Este segundo grupo de profesionales suele ser más ruidoso y copa crecientemente la atención mediática en los congresos y conferencias sobre el sida. Especialmente lamentable es que la revista «The Lancet» parece haber decidido ahora dar el micrófono a los segundos (burócratas, diseñadores de campañas) y en cambio silenciar a los primeros (epidemiólogos) en una serie sobre «salud sexual y reproductiva» que está publicando desde principios de noviembre de 2006. En este contexto, no podía ser más oportuna la aparición del libro «Propóntelo, propónselo».
Además de su valentía y claridad, una gran ventaja de los autores de este libro es su buena formación metodológica en epidemiología. El conocimiento más claro que se extrae de revisar y analizar críticamente la evidencia epidemiológica disponible es que sólo la promoción del retraso del inicio de las relaciones sexuales y la monogamia mutuamente fiel pueden evitar el avance del sida.
Ninguna campaña centrada en preservativos ha conseguido frenar la epidemia en ningún país. Sólo ha habido logros sustanciales allí donde se ha puesto el énfasis en el retraso de las relaciones sexuales para los jóvenes y en la fidelidad monógama para los adultos. Se presentan los estudios específicos dirigidos a valorar estas intervenciones basadas en estrategias de evitación del riesgo (frente a las que sólo se quedan en reducción de riesgo) en países como Uganda, Tailandia, Zimbabue o Estados Unidos.
En fin, el libro es un poderoso arsenal de argumentos con capacidad de llegar a todos.
Miguel A. Martínez González