François de Closets,Joël de Rosnay,Jean-Louis Servan-Schreiber,Dominique SimonnetAnagrama. Barcelona (2006). 217 págs. 15 €. Traducción: Óscar Luis Molina.
Esta obra colectiva describe en qué consiste la revolución de la longevidad y cuál va a ser su efecto en los ámbitos personal, moral y social. Se trata de los «años extra» que la medicina, la alimentación, el deporte y el cuidado personal nos van a añadir. Para los autores de este libro colectivo, hábilmente presentado en forma de un diálogo lleno de respuestas sorprendentes, esa revolución, que ha empezado ya casi sin que lo advirtiésemos, supone todo un cambio capital en nuestra historia. Va a alterar tanto el cuerpo como la conducta, el modo de pensar y, por supuesto, los equilibrios sociales que afectarán de manera notable a nuestros descendientes.
Si hace un siglo la longevidad media en la sociedad europea más desarrollada alcanzaba los 49 años, en estos momentos rebasa ya los 80, sin que el proceso haya terminado, ni mucho menos. Para Dominique Simonnet, jefe de redacción de «LExpress», que lleva la voz cantante de las entrevistas, cada cuatro años que transcurren se añade uno más suplementario en esa edad media. Pero lo auténticamente revolucionario es que no solo se prolonga la vida con esos años extra, sino que van acompañados de una nueva vitalidad -la segunda adolescencia, afirma el interrogador- con el añadido de algo que ya empiezan a experimentar muchos sexagenarios: el no sentirse viejos ni física ni mentalmente. En este contexto se produce un asombroso descubrimiento: que esa longevidad revolucionaria depende, en muy buena medida, de nosotros mismos.
En el libro se explica con todo detalle en qué consisten los nuevos avances de la medicina, cómo controlar la propia salud, cómo alimentarse, qué papel desempeña el deporte, en qué consiste el nuevo término ya en uso de la «bionomía» o la economía biológica personal, y un largo etcétera… Todo eso en una primera parte, desarrollada por Joël de Rosnay, bioquímico, llena de sorpresas y que, por sí sola, deberían recomendar los médicos a sus pacientes para sepan controlarse mejor y acudan con menos frecuencia a las consultas.
El optimismo que rezuma la abundante información contenida en este capítulo primero, se prolonga con la segunda parte, dedicada a los efectos que puede tener en el espíritu de cada cual la vida que se nos regala, qué sentido puede darse y qué actitud debe adoptarse ante los demás. A éste propósito, el pensador Jean Louis Servan-Schreiber, escritor y empresario, sugiere una «receta» muy adecuada para nuestro tiempo de laicismo y cinismo rampante: vivir «como si Dios existiera». Y, al mismo tiempo, adelanta un contrapunto de interrogación inquietante: ¿puede conducir este nuevo recorrido de la edad a una resistencia a morir o más bien a todo lo contrario?
La respuesta nos llega, en buena medida, en la tercera parte de la obra, donde François de Closets, periodista y escritor, nos ofrece una especie de reverso de la moneda: el efecto catastrófico que tendrá en la sociedad la disminución de la población activa que, a su vez, tendrá que sostener las pensiones de jubilación de una población pasiva cada vez más numerosa. Para evitar un choque de generaciones, o al menos para paliarlo, será indispensable, dentro de muy pocos años, que los mayores de 65 años trabajen al menos hasta los 70 -¡ahora que se disponen las prejubilaciones a los 50 años!-, lo cual implica un cambio sustancial en los planteamientos sindicales y empresariales.
Todo esto puede constituir, en otro sentido, un insidioso material para las ideologías materialistas que, al mismo tiempo que se vuelcan en la investigación con embriones humanos para curar supuestamente enfermedades, se muestran cada vez más inclinadas a legalizar la eutanasia. Este tercer capítulo nos puede servir de alerta no solo en el sentido positivo, sino en el más negativo que pueda imaginarse.
El libro invita tanto a la reflexión como al conocimiento de sí mismo y subraya el necesario lugar que debe tener el fortalecimiento del espíritu y del sentido de la vida desde que se tiene uso de razón y no solo en la nueva «adolescencia» que nos espera.
Manuel Cruz