Rialp. Madrid (2006). 301 págs. 20,50 €. Traducción: Mª Carmen García-Grotta.
Habitualmente las autobiografías presentan personajes con cierto apasionamiento, también con indulgencia y un punto de simpatía. Los defectos son pequeñas manías; los enemigos, gigantes; y las virtudes tienden a agrandarse sin ningún sonrojo. Nada de eso resulta fácil de encontrar en esta obra, escrita por Olga Marlin. Su trayectoria vital, sus datos personales e históricos se convierten en un pretexto para mostrar una pasión -la educación- y una realidad que le cautivó desde el primer día: Kenia, su cultura, sus pueblos, y su capacidad de convivir y de superarse.
En la Irlanda de 1960, y con solo una veintena de años, Marlin ya había adquirido una de las convicciones que no le abandonaría a lo largo de sus días: «la educación tiene el poder para cambiar el rumbo de una vida». La ocasión de llegar a influir en un área de importancia tan vital como la educación de las mujeres en África se convirtió enseguida en parte de su «sueño», que se unía perfectamente al «sueño» que da título al libro: ella se trasladaba a Kenia para ayudar en la expansión del Opus Dei en el continente africano.
Uno de los elementos más interesantes de esta obra lo compone el abanico de personas que encuentra en su recorrido: el presidente Jomo Kenyatta y su esposa Mama Ngina; Jeminah Gecaga, la primera mujer africana del Congreso Legislativo del país; Tom Mboya, ministro del gobierno de Kenyatta, que sería asesinado; Charles Rubia, alcalde de Nairobi tras la independencia o Evelyn Karungari, primera secretaria africana empleada en la Administración Pública del África Oriental.
Ella, y otras muchas que la siguieron, fueron las primeras tituladas de Kianda, la escuela de secretariado que Marlin impulsó con la ayuda de profesionales que compartían su mismo sueño. La narración es ágil y respira autenticidad. Para Marlin, «el espíritu del Opus Dei -cristianismo vivido en las circunstancias ordinarias de la vida corriente y en el trabajo- convergía admirablemente con las llamadas a «uhururu na kazi» (libertad y trabajo), y «harambee» (todos unidos)», dos ideas que impulsaron la independencia y los primeros pasos de Kenia como estado libre.
M. Ángeles Burguera