Destino. Barcelona (2006). 384 páginas. 18,50 €.
La primera novela de Pablo Tusset (Barcelona, 1965), «Lo mejor que le puede pasar a un cruasán» (Lengua de Trapo), publicada en 2001, cosechó un espectacular éxito. La obra contaba las disparatadas aventuras de un desquiciado Pablo Miralles en una Barcelona muy contemporánea. Con un sentido del humor grueso y ácido, Miralles recreaba la Barcelona burguesa y la sórdida con un talante desmitificador.
«En el nombre del cerdo» tiene un comienzo policíaco: la aparición en un matadero, totalmente descuartizada como si se tratase de un cerdo, de una mujer que aparece con un misterioso mensaje que da título al libro. Para investigar el caso, se traslada el comisario Pujol, un personaje chapado a la antigua, a punto de jubilarse. Otro personaje es T., un detective de homicidios, que pidió la excedencia y marchó a Nueva York, donde vive una apasionada historia de amor que acaba mal. Para olvidarla, decide regresar y se hace cargo del caso.
La novela decepciona totalmente. Los personajes son de cartón piedra, sin vida. La narración está salpicada de una barata sociología, siempre previsible. Las historias no van a ningún lado y la novela no es ni policíaca, ni costumbrista, ni un «thriller» de psicópatas. El autor acompaña a los personajes durante una temporada y luego no sabe qué hacer con ellos. Muchas de las escenas son insustanciales, vacías. Nada tiene sentido. Literariamente, resulta muy pobre.
Ángel Amador