Rialp. Madrid (2006). 316 págs.
La maduración humana es una tarea ineludible y requiere entrenamiento y disposición. En este ensayo, Antonio Fuentes pretende dar una serie de pautas y consejos con el fin de facilitar la consolidación del carácter y la adquisición de virtudes. Comienza con la descripción detallada de la personalidad inmadura, que busca el placer inmediato, tiene miedo al compromiso y es enormemente susceptible.
Afrontar la vida como aprendizaje es una buena perspectiva para madurar y hacer más amable la convivencia. Para ello es necesario forjar el carácter y poseer criterios sólidos. Pero sobre todo se requiere, según el autor, constancia. Al final se dedican unas páginas a la madurez espiritual, ofreciendo una visión cristiana enriquecedora.