Tusquets. Barcelona (2006). 401 págs. 23 €. Traducción: Joandomènec Ros.
Después de haber contado en «La doble hélice» (1968) los entresijos que precedieron al trascendental descubrimiento de la estructura helicoidal del ADN, en «Genes, chicas y laboratorios», Watson (Premio Nobel de Medicina en 1962) narra, en forma autobiográfica, el lado humano de ese hecho.
El título recoge los tres ejes principales en torno a los cuales se estructura todo el relato. «Genes» porque el libro narra (siempre de una forma descriptivamente ligera) el trabajo desarrollado por Watson a partir de la publicación en «Nature» del breve artículo en el que, junto a Francis Crick, daba a conocer la estructura en doble hélice del ADN. «Chicas»: porque todo el libro está transido por el inmenso deseo que tenía el joven Watson por encontrar el amor de su vida; algo que sólo lograría hallar en 1968, a la edad de cuarenta años. Y «laboratorios»: porque el libro cuenta el itinerario profesional que recorrió el autor entre abril de 1953 y septiembre de 1956.
¿Cuál es la fiabilidad de los recuerdos de este científico tan eminente? Según él, mucha; pues el texto se redacta a partir de las cartas que conserva de aquella época. Pero, curiosamente, Peter Pauling (uno de los muchos personajes ilustres que desfilan por el libro) sostiene en el prefacio: «Como obra de referencia de lo que ocurrió realmente, este libro es poco digno de confianza. Hay muchas equivocaciones y errores de hecho. Algunos de ellos son menores y se refieren a cosas que Jim no observó directamente». Pese a esta discrepancia, el texto permitirá acceder al lector al lado humano del genio.
Carlos A. Marmelada