Natalia Goncharova

TÍTULO ORIGINALNatalia Goncharova (zhizn i tvorchestvo)

GÉNERO

Minúscula. Barcelona (2006). 160 págs. 14 €. Traducción: Selma Ancira.

Natalia Goncharova (1881-1962) fue una de las figuras más importantes del vanguardismo ruso, junto con Mijail Larionov (1881-1964), con quien mantuvo una estrecha relación artística -más tarde, se casaron-, que dió lugar al llamado estilo rayonista (en la capital de España, en la exposición Vanguardias Rusas, del Museo Thysen y de la Fundación Caja Madrid, pueden contemplarse algunos cuadros de ambos artistas hasta mitad de mayo). También fue muy destacado e innovador su papel en el arte escenográfico. Su pintura es un puente entre oriente y occidente, con huellas tanto de la cultura popular rusa y de los iconos medievales, como del cubismo, del fauvismo o del futurismo. Goncharova se exilió de Rusia en 1915 y se estableció en París.

Marina Tsvietáieva (1892-1941) es, junto con Anna Ajmátova, una de las más grandes poetisas rusas. Este libro, escrito en 1929, cuando Marina vivía en París -antes de su regreso a Rusia, de trágicas consecuencias para ella y para los suyos-, es una peculiar biografía de Goncharova, a la que admiraba. Aquí, no importan tanto los datos ni el orden cronológico, como el encuentro entre dos artistas geniales y las consideraciones sobre el significado que el trabajo creador tenía para ambas. Por tanto, lo biográfico se mezcla con lo ensayístico y con lo poético, en un recorrido apasionante, en el que aparece también la figura emblemática de Pushkin (1799-1837) -a pesar de que los separaba casi un siglo-, porque la mujer de éste -una controvertida figura de la alta sociedad de la época- se llamaba igual que la pintora, aunque sus personalidades eran muy distintas.

A Tsvietáieva, le asombra el vitalismo de Goncharova, su pasión por el trabajo, sus ganas de vivir, por las que hacía suyos unos versos de otro poeta ruso, Churilin: «Tal vez moriré, / Sin duda, resucitaré»; y comparte plenamente con ella el rigor con que se enfrentaba a su tarea creadora, como expresa con su peculiar estilo: «Querer crear algo ‘nuevo’ (‘viejo’ mañana) es algo del mismo orden que querer ser célebre: alinearse aquí con los contemporáneos, allá con los predecesores, y estar siempre ocupados de sí mismos y no de la obra. Un pecado. Querer crear la verdad: esa es la única justificación del arte». Don y trabajo, esto era la creación artística para las dos.

Marina lo cuenta con su estilo sincopado, directo, torrencial a veces, repleto de ideas, apuntadas telegráficamente, que obligan al lector a pararse y a reflexionar. Además, son frecuentes las referencias a otros escritores y artistas, junto con las citas de textos u opiniones de Goncharova. Un libro exquisito.

Luis Ramoneda

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