Plaza & Janés. Barcelona (2005). 330 págs. 20,80 €.
A finales del siglo XVIII, la tranquilidad de Ingolstadt, una pequeña ciudad de la católica Baviera, se ve rota por una misteriosa carta: un tal Espartaco reivindica un nuevo orden mundial que se llevará a cabo por medio de una gran revolución; casi simultáneamente, además, se produce un crimen. Las pistas para descubrir a Espartaco y al autor del asesinato no llevan al jefe de policía Koch a ninguna conclusión. Pero su amigo Lebendig, un sabio y afable protestante, le ayudará gracias a sus abundantes conocimientos de grafología e historia. Años más tarde, París se ve azotada por el terror de la Revolución. Todo el aparente caos es dirigido y organizado por unos pocos protagonistas.
César Vidal cuenta de forma correcta las dos tramas que se van entrelazando poco a poco y dan lugar a un final típico y no muy sorprendente. Vidal ha escrito una novela sencilla en cuanto al estilo, pero entretenida. El objetivo de «Los hijos de la luz» no es la gran literatura; más bien parece que el autor indaga en cuestiones históricas con un fin instructivo. Vidal se siente a sus anchas para realizar divagaciones que abarcan desde datos históricos hasta el pensamiento cristiano, dedicando especial interés a la masonería. En ocasiones, esta finalidad didáctica resulta demasiado explícita. Con esta obra el prolífico ensayista, periodista y escritor César Vidal ha obtenido el Premio de novela Ciudad de Torrevieja.
José María Fernández Fuentes