Anagrama. Barcelona (2005). 411 págs. 19,50 €. Traducción: Javier Lacruz.
Aunque británico, John Lanchester pasó su juventud en Calcuta, Rangún, Brunei y Hong Kong; completó su educación en Oxford y se casó en Nevada. Indudablemente este variado «curriculum vitae» confiere al autor una acertada visión del occidental que viaja a Oriente en busca de una nueva vida.
Y «El puerto de los aromas» cuenta eso: cómo Dawn Stone viaja a Hong Kong con el objetivo de triunfar en el mundo periodístico y cómo Tom Stewart abandona muchos años antes su Inglaterra natal atraído por la mítica China. También cuenta la vida de la hermana María, amiga de Tom, y la de Matthew Ho, un prestigioso empresario con poco tiempo para su familia. La novela narra, pues, los azares de estos personajes, al principio, de manera independiente y distanciada en el tiempo; luego, sus historias se cruzan en diferentes momentos.
Lanchester emplea diferentes estilos narrativos en cada una de las cuatro partes de la novela, que corresponden a cada uno de los personajes mencionados: Tom Stewart -un anciano que ha luchado en medio de los avatares del siglo XX por mantener su negocio- habla sosegadamente, con minuciosidad; Matthew Ho es más directo y abusa de frases cortas y precisas; de la hermana María apenas aparecen unas cuantas cartas; y Dawn Stone emplea un burdo vocabulario, que refleja a una mujer dura, cuyos sentimientos se han enfriado con el éxito profesional.
La idea de la novela le surgió a Lanchester al ver la ceremonia de traspaso de soberanía de Hong Kong, donde «las banderas y los símbolos eran más importantes que las personas». En «El puerto de los aromas» ha intentado lo contrario: escribir una historia humana y atractiva basada en vidas normales y corrientes. De esta forma, rinde homenaje a Hong Kong, ciudad que se convierte así en la protagonista de la novela, pues en ella convergen vidas de lo más dispares, como sucede en su puerto, donde se respira una curiosa mezcla de aromas.
José María Fernández Fuentes