Vieja escuela

TÍTULO ORIGINALOld School

GÉNERO

Alfaguara. Madrid (2005). 264 págs. 16 €. Traducción: Mariano Antolín Rato.

Tobias Wolff (Alabama, 1945), valorado sobre todo como cuentista («Cazadores en la nieve», «La noche en cuestión»), es también autor de dos memorables libros autobiográficos, uno sobre su infancia («Vida de este chico») y otro sobre su experiencia en Vietnam («En el ejército del faraón»). «Vieja escuela» -una novela que mezcla la ficción con los recuerdos biográficos- está ambientada en un colegio de élite de los años sesenta, con el telón de fondo de la campaña electoral que enfrentó a Kennedy y Nixon.

En ese internado, todos los alumnos querían ser escritores, lo que se palpa en las conversaciones y las actividades que se organizan, casi todas vinculadas con la literatura. Una de ellas es el motor de la novela: las periódicas visitas que autores de prestigio, invitados por las autoridades de la escuela, realizan para asistir a un coloquio con los alumnos y mantener una entrevista personal con el ganador de un concurso literario convocado para la ocasión. Durante los últimos meses del narrador en la escuela, la visitan tres escritores muy conocidos en aquellos años: el poeta Robert Frost, la novelista Ayn Rand y el ya mítico Ernest Hemingway. Las visitas eran todo un acontecimiento para la vida escolar y los alumnos se entregaban en cuerpo y alma a prepararlas.

El narrador se toma muy en serio las clases, sus lecturas, su trabajo en la revista literaria del centro y el tiempo que dedica a escribir. Resultan especialmente sugestivas sus reflexiones sobre el contenido de algunas narraciones que le impactan, los escritores que más le atraen y la descripción que hace de las visitas de estos escritores. Wolff ha acertado a convertir en personajes de ficción a tres escritores reales que en aquellos años se fabricaron una imagen de literatos un tanto exagerada. Los tres son de alguna manera parodiados, pero también reciben un sincero homenaje, pues representan ante los alumnos el papel de portavoces de la literatura. La visita de Hemingway es la que tiene más peso en el argumento de la novela, pues provoca el inesperado desenlace que afecta tanto al propio narrador como al director del colegio. Para Wolff, el destino final de estos personajes es una imagen de la propia literatura, siempre en el filo de la verdad y la mentira, de la impostura y el plagio.

«Vieja escuela» recrea magníficamente el ambiente de este tipo de centros educativos. Aunque Wolff critica algunas cuestiones de esta enseñanza, no es este el tema de la novela. Hay un momento en que el narrador comprueba la fuerza que puede tener la literatura para profundizar en la propia identidad, para sacar a la luz lo que estaba oculto; ese momento es también el aperitivo de su primer fracaso vital.

En una reciente entrevista, Wolff explicaba su intensa relación con la literatura, la clave de esta magnífica novela: «A mí la literatura me ha cambiado, me ha dado una profundidad de conciencia que no tenía, me ha ayudado a ver el mundo de otra manera, me ha agrandado el corazón». En «Vieja escuela» se cuenta el nacimiento de todo esto y su posterior realización. Una novela que convierte la literatura en protagonista de una incontrolable pasión.

Adolfo Torrecilla

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