Paidós. Barcelona (2004) 214 págs. 13 €. Traducción: Francisco de la Torre.
Leo Strauss (1899-1973) fue un pensador político importante durante el siglo pasado. Filósofo judío de origen alemán, emigrado a EE.UU., su zona de influencia ha sido siempre Norteamérica y actualmente está considerado como el padre intelectual de los llamados «neoconservadores», influyentes en la Administración Bush.
Con la edición de este ciclo de conferencias se quiere suplir una laguna significativa, ya que no son muchas las obras de este autor editadas en España. En estos cortos ensayos se recogen las ideas principales de Strauss, dedicado siempre a un diálogo fructífero con los clásicos. En este caso, el problema que le ocupa es la contraposición entre el Sócrates de Platón, de Jenofonte, y el descrito burlonamente por Aristófanes, al que, en contra de lo aceptado académicamente, Strauss concede una singular importancia. En realidad, el asunto es más profundo, pues trata de fundar la filosofía política como el acicate que ha de encumbrar a los ciudadanos a una verdadera vida filosófica. Pero, más allá de esto, Strauss se convierte, como en otras ocasiones, en un crítico de la modernidad y argumenta a favor de la existencia de problemas perennes y la oportunidad de encontrar soluciones con el recurso a autores del pasado.
Precisamente es en su recuperación de la filosofía política clásica donde todo esto puede verse con mayor claridad. ¿Qué sentido tendría esta disciplina, se pregunta el autor, si sucumbe a su desvalorización positivista? Así no renuncia a interrogarse por el orden más justo posible y por el sentido del Estado. No otra cosa ha de ser la filosofía.
Pero la conferencia que da título al libro es más espinosa y de mucha actualidad. Ante la ambigüedad con la que puede concebirse el progreso, Strauss se pregunta: ¿hacia dónde?, ¿a costa de qué? Se permite apelar a las raíces: Israel y Atenas -dualidad que es ya un tópico del pensamiento contemporáneo-. Sin embargo, podría matizarse, aludiendo a algunos pensadores cristianos, la confrontación entre fe y razón, que para Strauss constituye el motor de la civilización. En definitiva se trata de una obra, que tanto por lo que dice como por lo que sugiere, merece ser leída con atención.
Josemaría Carabante