Marenostrum. Madrid (2004). 302 págs. 8,80 €.
«El mercado quiere espectáculo, y quiere también el de las opiniones. Y las estrellas de ese espectáculo son los columnistas». Estas palabras del escritor y periodista Manuel Hidalgo sirven para explicar que hoy día todo periódico incluya tres o cuatro columnas, o más, firmadas la mayoría por escritores que ofrecen un análisis subjetivo, parcial, literario y liviano de la realidad.
El profesor y crítico literario Pedro de Miguel ha reunido en esta antología cien artículos de otros tantos articulistas españoles del siglo XX, contemporáneos nuestros una buena parte de ellos. Como explica el autor, se han elegido aquellos textos que trascienden «la oportunidad del momento y resultan comprensibles con el paso del tiempo».
El libro se abre con una introducción que explica el origen y las particularidades de un género difuso y un tanto ambiguo. Para Pedro de Miguel, el articulismo nace en la prensa norteamericana a finales del siglo XIX y, gracias al auge de los periódicos, se desarrolla velozmente y muy pronto ya existen en la prensa española autores que manejan con soltura y calidad este género (en esta antología hay buenos ejemplos de Galdós, Pardo Bazán, Baroja, Azorín, Antonio Machado…). Pero no sólo es un género en el que han destacado los novelistas. Hay periodistas que han centrado su escritura en la redacción de este tipo de artículos y con ellos han conseguido un excelente prestigio literario (Mariano de Cavia, César González Ruano…).
Las columnas, con su subjetivismo literario, son el contrapunto al rigor del estilo periodístico. Su atractivo es la personalidad del autor, con el que los lectores buscan identificarse o disentir abiertamente. El contenido no tiene por qué estar ceñido a la actualidad. A veces los articulistas escriben sobre un asunto que ha pasado desapercibido, o inciden en una noticia aparentemente sin importancia. Otras buscan el enfrentamiento con un tono beligerante. Un ingrediente que no suele faltar es el humor, que en la mayoría de los casos se transforma en crítica irónica y también, en otros, en simple frivolidad.
Junto al interés periodístico y literario de los artículos recogidos, la lectura de este libro es también una excelente escuela para aprender a escribir.
Adolfo Torrecilla