Destino. Barcelona (2004). 412 págs. 19 €.
Novelista, poeta, ensayista, autor de doce volúmenes de diarios, Trapiello es también un especialista en Cervantes, al que ha dedicado incluso un ameno ensayo, «Las vidas de Miguel de Cervantes», reeditado en Península. En esta novela continúa el «Quijote» donde lo terminó Cervantes, dando especial relevancia a los personajes secundarios, en especial a Sancho Panza, al bachiller Sansón Carrasco, al ama Quiteria y a la sobrina Antonia. Trapiello ha calado bien en el «Quijote». Domina las características de su estilo y, lo que es más importante, entiende perfectamente a Cervantes. Metiéndose en su piel, con imaginación y respeto, escribe de manera creíble lo que habría pasado si Cervantes hubiese continuado su historia.
Don Quijote ha muerto. Sus parientes y allegados sienten más que nadie la muerte de un ser bueno, loco, pero con una locura humanitaria y contagiosamente positiva. Todos le echan de menos, en especial un melancólico Sancho, que ya no es el mismo. En la obra de Trapiello se habla mucho de cómo recibieron estos personajes que las historias de don Quijote corrieran en los libros. Sancho incluso aprende a leer para ver qué se dice de él.
Trapiello ha hecho algo más que un excelente ejercicio de estilo, que nunca es un pastiche. Por sus páginas desfila la esencia del «Quijote», al que se trata con cariño. Pero, además, consigue que su novela sea autónoma y tenga entidad en sí misma. De tal manera que «Al morir Don Quijote», además de homenaje, puede servir también de incentivo para lanzarse a leer o releer la obra de Cervantes.
Adolfo Torrecilla