Alfaguara. Madrid (2004). 303 págs. 17,95 €. Traducción: José Luis López Muñoz.
Tracy Chevalier (Washington, 1962) publicó su primera novela, El azul de la Virgen, en 1997. Su segunda obra, La joven de la perla (1999), una inteligente fabulación sobre el contexto en el que pintor holandés Johannes Vermeer realiza su célebre cuadro, obtiene un gran éxito y es llevada al cine con bastante acierto. La dama y el unicornio, su cuarta novela, recrea la gestación de una colección de tapices confeccionados en un taller de Bruselas en 1492, por encargo de Jean le Viste, un alto dignatario de la corte de Luis XI. Un pintor de París, Nicolas des Innocens, rastrero, cínico y lujurioso, recibe el encargo de pintar los cartones.
El relato de Chevalier adopta un punto de vista plural, concediendo la palabra a los distintos personajes que se relacionan con los tapices, que pueden verse en la actualidad en el Musée National du Moyen Âge de París. La originalidad formal tiene poco que ver con el tono ramplón de un relato poco verosímil. La autora concede una importancia desmedida al componente sexual que domina a varios personajes de una manera bastante artificiosa. El lector que busque la peripecia artística y sociológica a finales del siglo XV, se sentirá defraudado por el escaso interés de un culebrón turbio lleno de simplezas, con varios pasajes pornográficos y una evidente falta de simpatía por el catolicismo -ya apuntada en obras anteriores de Chevalier- que se manifiesta en una caricatura bastante burda de la religiosidad y la moral de varios personajes.
Alberto Fijo