Taurus. Madrid (2004). 192 págs. 16,50 €. Traducción: Mónica Rubio Fernández.
El filósofo francés Glucksmann ha criticado en diversos conflictos el pacifismo de los que quieren ser «dejados en paz»: son los que combinan consignas benevolentes con un furor agresivo y la satanización de Estados Unidos.
Glucksmann reprocha al pacifismo, y de paso a no pocos políticos europeos, divinizar la paz en detrimento de la justicia. Frente a ellos, Glucksmann se atreve a defender la idea de una guerra justa o liberadora. En este libro, publicado originalmente en 2003, defiende que la guerra de Irak fue legítima porque se libró contra una tiranía, y resultaba innecesario y contraproducente ampararla con el pretexto de las armas de destrucción masiva.
El libro es también una crítica de la política exterior francesa que, amparada en la retórica del derecho o la cultura, actúa con todo pragmatismo. Es un discurso que divide a Occidente y debilita la relación transatlántica. Glucksmann prefiere, en claro desacuerdo con la diplomacia francesa, al cow-boy Bush que al zar Putin. Un atlantista convencido, como el autor, nos recuerda que la ONU no agrupa solo a Estados con regímenes de separación de poderes, un requisito de Kant para evitar las guerras. En cambio, la OTAN, la organización transatlántica, sí reúne a Estados democráticos.
Antonio R. Rubio