Ediciones B. Barcelona (2003). 559 págs. 21 €.
Cuarto libro de Sánchez Adalid (Badajoz, 1962), fiel de nuevo a su proyecto de ganar tanto al lector de entretenimiento como al que busca alguna utilidad en la lectura. Al primero le da aventuras y al segundo historia. Sánchez Adalid tiene formación jurídica, teológica y filosófica y un encomiable afán divulgador. Y elige asuntos interesantes en sí mismos (la Sevilla del XVII: Martínez Montañés, el Hospital de la Caridad; el Consejo de Indias, los autos sacramentales; Salamanca y la teología…).
Sánchez Adalid había paseado hasta ahora su curiosidad por la Roma del siglo tercero y por el califato cordobés del siglo X. En esta ocasión sitúa su historia en el Paraguay recién colonizado, donde aparecen el hijo de un hidalgo extremeño y un joven jesuita lleno de ardor. Las reducciones de indígenas se presentan como una encarnación de la Utopía moriana, una versión terrena de la Ciudad de Dios. Los religiosos se oponen a los traficantes de esclavos y los dos protagonistas verán enfrentados sus destinos. Después de trescientas páginas de alternancia de capítulos que describen ambas trayectorias, se encuentran por fin en el barco que parte a Paraguay. El autor acierta en la recreación de ambientes, pero la novela debería tener un mayor dinamismo narrativo, la historia es en ocasiones un tanto simplista y los personajes no terminan de cuajar.
Javier Cercas Rueda