Circe. Barcelona (2003). 232 págs. 13 €. Traducción: Ana Mª de la Fuente.
La autora nació en Austria en 1950. Ha publicado cuatro novelas, tres libros de relatos cortos y dos de poesía; también ha escrito seriales radiofónicos y obras teatrales. Tras residir varios años en París, actualmente vive en Viena. En Dobles historias, Lilian Faschinger brinda al lector un puñado de vidas que se acercan y se entrecruzan a lo largo de un verano parisino; ocho historias enlazadas en un mosaico de escenarios cuya estructura recuerda mucho a La colmena, poniendo París en el lugar de Madrid.
La visión omnisciente de la autora opera sobre los personajes a la manera de un zoom, fijándose en la niña solitaria que camina por la orilla del Sena al encuentro del nuevo amigo que le proporcione el afecto del que carece en su familia, o en la consoladora afición por las plantas que fomenta un padre de familia a quien su esposa ya no dirige la palabra sino en tono recriminatorio. Esta técnica cinematográfica resulta eficaz en la novela, cuyo objetivo no es otro que reflejar el entramado humano de la capital francesa, pero cabría preguntarse por qué se acaba enfocando casi siempre el lado desgraciado de la vida.
Y aun aceptando la posibilidad de redención que aletea en muchas de las descripciones, se echa en falta un mayor esfuerzo por profundizar en las causas de tanta desazón existencial, como si en París sólo vivieran personas desdichadas o como si estas personas carecieran de razones concretas para la amargura y para la felicidad. Y es en esto precisamente donde se aprecia la distancia entre Dobles historias y una obra como La colmena: en ambas los personajes se definen por sus actos, que es la materia de la narración y no la indagación psicológica, pero en la primera el excesivo distanciamiento entre la escritora y sus personajes resta a estos humanidad, por más verosimilitud con que se presenten las rutinas cotidianas.
En resumen, el libro, de esmerada construcción y escrito con una prosa funcional y precisa, es un interesante intento por desvelar la individualidad que subyace a la vida urbana.
Jorge Bustos Táuler