Alfaguara. Madrid (2002). 362 págs. 17,95 €. Traducción: María José García Ripoll.
En ¿Qué fue de Delia Grinstead? (servicio 38/97) la escritora norteamericana Anne Tyler había explorado ya el estereotipo de la mujer madura desencantada con su familia que decide buscar su independencia. Aquí vuelve a tocar este registro con otras notas: mujer de 53 años, viuda desde hace tiempo y dedicada a su amplia familia (hijas, hijastras, nietos y tíos), siente que está viviendo una vida en la que no se reconoce. Así que decide que «nunca es tarde para cambiar» y retoma los estudios que abandonó en su juventud, se suscribe a New Yorker, cambia su modo de vestir y se atreve a llamar a su ex novio de los 18 años. En el proceso descubrirá que los vínculos familiares que la atan son también los que la sostienen y que en el fondo de su corazón sigue guardando luto por su marido.
Anne Tyler (autora de El turista accidental y Ejercicios respiratorios) sabe crear personajes bien perfilados, vivos y a veces divertidos, por los que el lector puede interesarse. Sus relaciones dan lugar a diálogos muy naturales, que la traducción recoge bien. Pero se echa en falta una mayor intensidad dramática en lo que les pasa, lo cual disminuye el interés del relato.
Buena parte de los personajes de la novela pertenecen a familias recompuestas con los restos del naufragio matrimonial, situación que se presenta como normal o inevitable. Pero en el juego de relaciones en torno a la protagonista se destaca el valor de la amistad y de un hogar de familia extensa donde cada uno se encuentra acogido.
Ignacio Aréchaga