Javier Vergara Editor. Buenos Aires (2001). 879 págs. 23,44 €. Traducción: Fernando Mateo y Eduardo Hojman.
Como afirma Paul Johnson en las páginas finales de este libro, la historia de Estados Unidos «es, esencialmente, un relato de dificultades», obstáculos que, a juzgar por los resultados conseguidos, han sido resueltos de forma satisfactoria. Nadie hoy día puede dudar del éxito de Estados Unidos, que le ha colocado a la cabeza del mundo occidental. Además, no puede existir momento más oportuno para publicar un libro como éste, cuando la opinión pública se divide en detractores y partidarios del «americanismo». Pero lejos de situarse en un bando u otro, Paul Johnson, conocido historiador inglés, se remite a relatarnos las vicisitudes de una colonia inglesa que se convirtió en el paradigma de las naciones democráticas.
En el libro se narra con profusión de detalles los principales hitos de la historia norteamericana. Importante para el futuro desarrollo de la nación fue la segunda oleada de inmigrantes, en su mayoría protestantes que buscaban vivir libremente sus creencias. Estos hombres, empapados por las teorías políticas y económicas, muy influyentes después en los movimientos liberales, fueron los verdaderos creadores de un país sometido únicamente al «imperio de la ley». Por eso, no es de extrañar la categoría política y jurídica que tienen la Declaración de Independencia y la Constitución. Clave fue también el papel de la tierra, muy barata por sus enormes extensiones, que permitió a muchos inmigrantes alcanzar la posición de propietarios, inimaginable en una Europa convulsionada por las revoluciones y enormemente poblada.
El hilo conductor de esta obra son los distintos presidentes de EE.UU., desde Washington a Clinton. Se dedica un capítulo a analizar la Guerra de Secesión, que fue algo más que una lucha entre esclavistas del sur y abolicionistas del norte, y el protagonismo, como defensor de la Constitución, de Lincoln.
Paul Johnson ha escrito un libro largo, cuya lectura puede resultar algo farragosa por el aluvión de datos que el autor proporciona para avalar sus tesis. Pero quizá lo más significativo del libro sea el relato, junto a las grandes hazañas, de la inventiva del pueblo norteamericano. Así, se van descubriendo una serie de personajes, que la historia ha relegado a la categoría de secundarios, pero que explican el éxito de Estados Unidos en casi todos los ámbitos.
Si la Primera Guerra Mundial significó el comienzo de la hegemonía norteamericana en Occidente, la Segunda, después de un período aislacionista, ratificó el papel de árbitro que actualmente desempeña Estados Unidos. No hay que desdeñar la implicación de este país en la reconstrucción europea, a través del llamado Plan Marshall, así como el bloque de contención que significó para el comunismo durante la Guerra Fría.
A veces el autor se muestra demasiado incisivo, sobre todo a la hora de resaltar algún aspecto polémico de los personajes, por ejemplo con Kennedy, relatando aspectos de su vida personal que no resultan relevantes. Pero el libro es muy útil para conocer con un poco más de profundidad la historia de un país tan importante como Estados Unidos.
Josemaría Carabante
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