Editex. Madrid (2002). 192 págs. 5 €.
Martín es un joven gallego que se traslada a Madrid para estudiar en la Universidad. Comienza viviendo con sus abuelos, pero las cosas se le complican y tiene que buscarse la vida trabajando de lo que sea para seguir estudiando. Pronto descubre que el dolor aparece cuando uno menos se lo espera. Pero también está el amor, que transforma todas las experiencias. En muy poco tiempo, Martín sufre tal avalancha de emociones contrapuestas que, en un momento crítico, sucumbe a la fácil tentación de la desesperación. Sin embargo, a lo mejor se trata sólo de una crisis pasajera…
Santiago Herraiz retrata con bastante verosimilitud la vida de un joven que lucha por hacerse a sí mismo, a pesar de las dificultades. Ya al poco de llegar a Madrid, Martín descubre que detrás de los buenos sentimientos a veces se esconde la mezquindad. Pero él sabe que la mejor manera de vivir en paz con uno mismo es huir del egoísmo y hacer lo que se pueda por los demás.
La novela contiene ingredientes que hacen que su lectura sea una experiencia agradable y enriquecedora. Todo lo que le pasa a Martín es real como la vida misma. Y las soluciones que aporta la novela, nada prefabricadas, también. Santiago Herraiz aborda cuestiones plenamente actuales, aunque no sea su intención trazar una exhaustiva radiografía del momento presente. Lo que el autor pretende, sobre todo, es lanzar un atrevido reto vital; para él la gente se divide en dos mundos: los que causan problemas y los que los solucionan. Martín acepta el reto de buscar soluciones.
Ángel Amador