Alfaguara (2002). 529 págs. 18,95 €. Traducción: Cristina Peri Rossi, Juan García Gayó, Marcelo Cohen, Mario Morales.
Clarice Lispector (1920-1977), brasileña, de origen ucraniano, es una de las grandes escritoras en lengua portuguesa del siglo XX. Lispector escribió cuento, novela, poesía, reportaje y ensayo. La crítica ha destacado la unidad y coherencia de su vasta producción. Alfaguara hace una edición de sus cuentos sin precedente en lengua castellana, compilando los seis libros publicados de la autora.
La mayor virtud de las narraciones de Cuentos reunidos reside en su admirable manejo del lenguaje: se trata de una prosa ensimismada, caracterizada por la densidad y la plasticidad, cualidades que la autora maneja de forma maestra logrando intrincar al lector en el laberinto psicológico y sensitivo de sus personajes. En efecto, éstos aparecen como seres reales, con problemas y puntos de vista fuertes e inestables al mismo tiempo, y cuando parece que no se puede excavar más en su personalidad, en su capacidad de reacción ante detalles simples y rutinarios de la vida, la pluma sutil y sensible de Clarice Lispector continúa indagando, luchando por sacar a la luz su complejidad.
Temas como el amor, la amistad, las relaciones entre hombres y mujeres, la situación de la mujer en la vida conyugal y laboral, se convierten en una búsqueda que procede por inducción: de la visión de una gallina (un símbolo femenino para Lispector) o de un ciego comiendo chicle, se extraen conclusiones, decisiones personales o, en la mayoría de los casos, emociones intensas y turbadoras que marcan esa jornada en la vida del personaje.
La estructura de casi todos los cuentos viene a ser la misma: presentación impresionista del personaje y de la situación en que se encuentra; la revelación instantánea (lo que Joyce, autor con el que se ha asociado a Lispector, llamaba epifanía); regreso a la normalidad. Entre medias, el lector se ha visto envuelto en una atmósfera espesa de significativas apreciaciones que pautan la acción, menos importante en estos cuentos. Todo ello se hace través de un ritmo rápido y muy fluido de frases cortas y palabras certeras, pues era la obsesión de Clarice Lispector «poder coger con la mano la palabra».
Hay algunos cuentos sobresalientes, como «Amor» o «El huevo y la gallina», en los que la epifanía mencionada da lugar a consideraciones algo más profundas que la mera relación de sensaciones, por aguda que ésta sea. Quizá lo único que podría echarse en falta en la buena literatura de la escritora brasileña es una comprensión más completa de las aspiraciones humanas, comprensión lastrada de cierta hegemonía materialista, animal, si bien la belleza de su prosa y sus logros en la investigación de la psicología humana son incontestables.
Jorge Bustos Táuler