Ellago. Castellón (2002). 95 págs. 12 €. Traducción: Eva Fructuoso.
Franz Grillparzer (Viena, 1791-1872) fue un dramaturgo que gozó de todo el éxito de su época romántica, para pasar después a formar parte del elenco de los grandes escritores austriacos. Aunque sólo escribió dos novelas, con ésta se le considera un avanzado maestro que formula el ideal estético que había de servir de estímulo a los modernistas. «Quizá por la riqueza de esta prosa fue por lo que Kafka estuvo algunos años releyendo la obra, y sobre todo leyéndosela a su hermana en voz alta, para que pudiera apreciar ese sentimiento vital que emana de la literatura», dice Francisco Manuel Villegas en la breve introducción que dedica al autor y a su obra.
El pobre músico se presenta, ya de entrada, como una pequeña joya que Franz Grillparzer tardó quince años en acabar y en la que además de proyectar muchos detalles autobiográficos, deseó plasmar la pasión del artista, el sufrimiento y la insatisfacción que sólo terminan cuando el ideal estético acaba por identificarse con la obra.
En El pobre músico un protagonista narrador omnisciente, que acude como tantísimos otros a la fiesta popular de la Brigitteanau -una isla del Danubio situada en Viena- para celebrar, entre las atracciones de una romería, el plenilunio de julio de algún año de mediados del siglo XIX, descubre a un anciano músico de calle que le llama la atención, por su aristocrático porte y sus educadas maneras. Se llama Jakob y con él va a establecer una relación de amistad que le va a hacer confidente de los ya antiguos anhelos de toda su vida, de su apasionante experiencia personal, entre la música y el amor de juventud.
Franz Grillparzer, con una prosa que es al mismo tiempo directa, efectiva y concisa, y que tiene algo de musical y desde luego mucho de emotividad, traza en El pobre músico una bella y quizá triste historia romántica, que además de interesante es también un canto épico del artista.
Ángel García Prieto