Lumen. Barcelona (2001). 304 págs. 19,83 €. Traducción: Alejandro Pérez Viza.
Tras este título sin pretensiones está escondida una gran novela. La historia se enmarca en un momento importante de la lucha por la independencia de Irlanda en los años veinte. Eneas es considerado traidor a la causa de sus compatriotas y, en consecuencia, su vida se convierte en una continua huida. La incomprensión y la exigencia de sus amigos, su pretensión de que Eneas se convierta en un asesino, le obliga a la fuga. Alguien calificaría a Eneas de antihéroe. Sin embargo, observado desde la cercanía con que en todo momento le sitúa y le sigue la pluma de Barry, Eneas McNulty se erige por sí solo en héroe de su propia existencia: el destino no es amable con él, no corresponde a sus proyectos, no le permite subsistir ni echar raíces en ninguna parte, no le perdona nunca, más bien lo zarandea y maltrata, lo arrastra una y otra vez lejos del único lugar en el que desea permanecer y piensa que puede ser feliz: en Sligo, una pequeña población de la costa irlandesa.
El relato es lineal, centrado exclusivamente en el personaje, sus peripecias, sus pensamientos, sus impresiones y añoranzas. Está escrito en presente y en tercera persona: esta elección del narrador permite al lector seguir los pasos de Eneas desde muy cerca, sentir y pensar a la vez que él. El estilo, de gran riqueza poética, muestra una visión del mundo sutil y profundamente aquilatada, contiene metáforas y analogías muy originales, bellas y audaces. La historia interesa salvadas esas primeras páginas en las que el lector no logra todavía situarse en el mundo que le abre el relato porque el personaje tiene el atractivo de su sencillez y nobleza. La novela destaca también porque revela un alto concepto de la familia, de la amistad, vislumbradas a través de la humanidad del personaje, llena de vigor y candor al tiempo.
Carmen Riaza
