Alianza. Madrid (1999). 245 págs. 1.900 ptas. Traducción: Catalina Martínez Muñoz.
La primera novela de Gretta Mulrooney (Londres, 1952) se sitúa en la línea de algunas obras de éxito de los últimos años, como Las cenizas de Ángela. Pero, a diferencia de ésta, Arabia no se centra en las penurias de una infancia de tintes trágicos, sino en un cierto ajuste de cuentas sentimental respecto al afecto familiar que se creía perdido.
Rory, un joven treintañero divorciado, viaja desde Inglaterra a un pueblecito de Irlanda para acompañar a su madre durante los últimos momentos de su vida. En esas semanas junto a sus padres, irá desentrañando algunos sucesos que crearon distancias entre los miembros de su familia y aprenderá a mirar las excentricidades de su madre con ojos diferentes, ahora desde una perspectiva adulta.
La autora entrelaza pasado y presente, siempre en primera persona. De ese modo da a conocer la infancia de Rory, dominada por las obsesiones de su madre. Ella es una mujer desmedida en todas sus actitudes, ya sea en su hipocondría, en la religión, en el consumismo o en las aficiones más estrafalarias. Todo este ambiente familiar hizo del temperamento de Rory el reverso de la medalla, convirtiéndolo así en agnóstico, vegetariano y obsesivamente inglés en su Irlanda de origen.
La novela se compone así de un conjunto de historias o anécdotas íntimas en torno a una mujer singular, vivaz y estrambótica, que durante toda su vida ejerció una autoridad caprichosa sobre toda la familia. Gretta Mulrooney logra un relato comedido, en ocasiones simple, pero capaz de transmitir con eficacia y sin asomo de sentimentalismo la fuerza de un cariño filial.
Pablo de Santiago