Rome Sweet Home. Our Journey to Catholicism

Scott y Kimberly Hahn

GÉNERO

Ignatius Press. San Francisco (1993). (Traducción española: El regreso a casa. El regreso a Roma. Nuestro camino hacia el catolicismo. Ignatius Press. San Francisco, 1998.)

Este libro no es un relato más de una conversión, cargado de vivencias sentimentales. Sentimiento hay, porque toda conversión es siempre dramática. Como dice C.S. Lewis en Mero Cristianismo (ver servicio 68/95), convertirse es dar muerte a una parte de uno mismo. Y la muerte es siempre dramática. Pero en el libro de Scott y Kimberly hay mucho más. Son cuatro las razones que hacen que este libro sea diferente, apasionante.

En primer lugar, los autores, un matrimonio norteamericano que, queriendo ser mejores presbiterianos, acabaron siendo católicos por convencimiento. Scott y Kimberly Hahn son personas de pensamiento claro e irrefutable razonar. Y además, muy sencillos.

En segundo lugar, aman apasionadamente la Verdad: la buscan y la siguen sin importarles el precio que tengan que pagar. No esquivan nada. Son llamativas las páginas, por ejemplo, en las que Kimberly narra su estudio del control de la natalidad. Con el apoyo prácticamente exclusivo de la Biblia -en esa época ambos son todavía protestantes-, llegan a la conclusión de que la doctrina católica es la razonable. O ese otro pasaje en el que Scott cuenta cómo rechaza el puesto de trabajo con el que había soñado, como profesor protestante de teología, porque no está totalmente convencido de lo que tiene que enseñar: «Sé que un día estaré cara a cara frente a Cristo -le dice a su mujer- y deberé dar cuenta de lo que he enseñado a su pueblo. Y no podré escudarme en mi trabajo o en mis maestros. Tengo que ser capaz de mirarle directamente a la cara y poder decirle: Señor, les he enseñado todo lo que Tú me enseñaste en tu Palabra».

En tercer lugar, su evidente amor a Cristo. Por último, su amor a la Palabra de Dios y su profundo conocimiento de la Sagrada Escritura. Todo ello combinado con una gran sensibilidad respecto a la cultura actual.

Todos los temas decisivos van desfilando al contar su itinerario espiritual hacia Roma: la autoridad del Papa, la importancia de la liturgia, la presencia de Cristo en la Eucaristía, el papel de la Virgen María en la vida del cristiano y de la Iglesia. Después de leer este libro crece el cariño a los protestantes, porque crece el conocimiento. Se palpa el profundo compromiso cristiano de Scott y Kimberly incluso antes de su conversión. Se comprueba lo que dice el Vaticano II en su decreto sobre el ecumenismo, Unitatis redintegratio, sobre las Iglesias cristianas separadas: «El Espíritu de Cristo no ha rehusado servirse de ellas como medios de salvación».

El libro aún no ha sido editado en España. Hace poco se publicó en castellano -con una mala traducción y para hablantes hispanoamericanos-, pero en Estados Unidos. También ha sido traducido al italiano, con el título Roma dolce casa (Ed. Ares, 1998). De todas formas, es fácil adquirirlo a través de Internet.

Miguel A. Sanz

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