Anagrama. Barcelona (1999). 135 págs. 1.500 ptas.
Alejandro Rossi (Florencia, 1932) es un pensador original, certero en sus juicios y ameno en la exposición, conocido en España por un raro volumen titulado Manual para distraídos, miscelánea de pensamientos, diarios, anécdotas y miniensayos. Lleva muchos años residiendo en México, país cuya nacionalidad ha adoptado: los seis cuentos que componen este nuevo libro revelan cómo consigue explicarse la realidad que ve en el continente americano.
Seis relatos no del todo independientes, de un realismo puntilloso en lo que a la descripción del entorno se refiere, pero difusos en cuanto a la precisión temporal. Equilibrada la presentación de personajes y su dibujo en mínimos trazos. Seis historias sobre la violencia y la seriedad con las que los hispanoamericanos se toman la política y el amor, aderezadas con ese paso adelante más en la imaginación con que enfocan todos sus asuntos. Por eso, no se puede imaginar, por ejemplo, tortura más sutil que hacer amar al magnicida la memoria de la persona que ha asesinado y vivir con esto, encerrado muchos años, antes de merecer el fusilamiento, convertido en una gracia. O la falsificación de fabricar un hombre de ideas o un pasado glorioso en las armas para justificar a un candidato político.
Casi todas las historias tienen como protagonistas a generales y políticos deseosos de justificarse ante la posteridad, protagonistas a veces de brutales historias de amor, siempre soñadores y pesimistas al final de sus vidas.
Es un libro nada complaciente, donde lo literario es vehículo de la idea, oscura como cuando explora los límites entre Patria y Región, o nítida cuando -por ejemplo- condena toda imposición violenta.
Javier Cercas Rueda