Destino. Barcelona (1999). 327 págs. 2.400 ptas.
Poco a poco, desde que fuera finalista del Premio Nadal con La flaqueza del bolchevique (1997), el madrileño Lorenzo Silva (1966) ha ido dando forma a una trayectoria literaria en la que, de entrada, sorprende la variedad de registros. No hay en él repeticiones de estilo ni en la manera de abordar los temas. Por ejemplo, poco tiene que ver su nueva novela con la que publicó el año pasado, El lejano país de los estanques (ver servicio 59/98).
El protagonista de El ángel oculto, Hugo Moncada, decide dar un nuevo rumbo a su vida. Para ello, tras una serie de señales que interpreta como premoniciones de su cansancio vital, decide poner tierra por medio e irse a Nueva Yok. Su plácida estancia se rompe cuando, de manera fortuita, lee una novela de un escritor que abandonó España poco antes de la guerra civil para rehacer su vida en Estados Unidos. Hugo lee ávidamente la novela y la reinterpreta en clave personal. De golpe, se plantea encontrar a Miguel Dalmau, de quien la breve nota biográfica del libro dice que vive en Nueva York y que tiene más de noventa años. La búsqueda resulta inútil, ya que sobre Dalmau reina el más absoluto silencio.
Muchas teclas, quizá demasiadas, quiere tocar Lorenzo Silva en esta novela de amor, de misterio, de búsqueda… Quizá el autor debería haberse contenido en la justificación pormenorizada de los motivos de Hugo para emprender una nueva vida, explicaciones que detienen el ritmo de la novela y la alejan de su tema principal. Cuando ya se decide a buscar a Miguel Dalmau, la novela adquiere más dinamismo y a partir de ese momento la prosa de Lorenzo Silva, convincente y segura, alcanza las mejores páginas. Las opiniones de Miguel Dalmau inciden directamente en las de Hugo Moncada, quien aprovecha las ocultas razones de la existencia de Dalmau para explicar que la vida es una realidad compleja, apasionante y difícil de apresar..
Adolfo Torrecilla