Planeta. Barcelona (1994). 373 págs. 1.800 ptas.
Un escritor recibe por correo un manuscrito autobiográfico de un antiguo condiscípulo y entrañable amigo, inteligente, pero fracasado y excéntrico, del que llevaba muchos años sin tener noticias. El manuscrito va acompañado de una carta afectuosa, en la que le comunica que no lo volverá a ver y le da permiso para publicar su historia. El escritor se apresura a leer las memorias de su amigo, repletas de múltiples experiencias: ha vivido solo en las montañas, resultó implicado por error en un crimen, convivió con una viuda y después se casó por compromiso… A todo ello se suma su peculiar noción de la libertad, que le lleva siempre a la nostalgia y a la soledad, y a plantearse su posible vocación religiosa.
Entre burlas y veras, con un tanto de humor y situaciones insólitas, la novela desarrolla elementos de intriga y picaresca. El retrato psicológico de los personajes, excepto el del autor del manuscrito, no es profundo ni muy convincente, como tampoco lo son las innumerables peripecias en que éste se ve envuelto. Sin embargo, el autor consigue captar la atención gracias a su evidente destreza narrativa y al estilo ameno y coloquial.
En definitiva, esta última obra de Luca de Tena es un relato de evasión que envuelve una reflexión, si no muy profunda, sí esbozada con acierto, sobre lo que pueden ocultar las apariencias y sobre cómo una conducta errónea no siempre marca el devenir de una vida.
Ana María Gruzell