Alfaguara. Madrid (1994). 262 págs. 1.800 ptas.
«Mi objetivo -explicaba José María Merino- es inquietar, de modo que el lector no sepa si está en la parte del delirio o de la realidad». Este peculiar sentido de lo fantástico -un suave equilibrio entre lo onírico y lo extraterrestre, y la realidad más palpable- es el hilo conductor de estos relatos, situados en el barrio madrileño que Merino designa como del Refugio, que va desde Malasaña a la Gran Vía y Plaza de España.
El autor demuestra su dominio de la técnica del relato breve; de hecho, es en la actualidad uno de los autores más prestigiosos en este difícil género. Así lo confirman sus dos entregas anteriores, Cuentos del reino secreto (1982) y El viajero perdido (1990), en los que la fantasía moderna se combina con relatos del estilo más clásico. José María Merino (La Coruña, 1941) es también autor de novelas y de libros dirigidos al público juvenil, como Crónicas mestizas y No soy un libro, premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil.
Varias cosas llaman la atención en los trece relatos de este libro. Por un lado, el humor, más palpable en algunos cuentos; por otro, la presencia de la oralidad, lo que conecta sus relatos con la más pura tradición cuentística. También hay que destacar sus sugerentes desenlaces abiertos, en los que todo es posible, y la presencia de la metaficción, la literatura dentro de la literatura. Los temas -siempre dentro de una misma línea estilística y argumental- van desde la ciencia-ficción más pura a la literatura de intriga o de fantasía. En todos los cuentos, aunque algunos son más redondos que otros, demuestra Merino su pericia en un género definido por su intensidad y síntesis. Es una lástima que algunos relatos, pocos, se vean empañados por la presencia gratuita y aislada de escenas inmorales, que no añaden absolutamente nada a la narración.
Adolfo Torrecilla