La Veleta. Granada (1994). 58 págs. 1.400 ptas.
Tras la publicación en 1992 de Punto y aparte (ver servicio 18/93), antología de su obra hasta esa fecha, Miguel D’Ors inaugura nueva etapa con este breve poemario.
El título proviene de una cita de Borges: «Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas… y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara». Y a ese propósito de descubrir la propia identidad responde este libro y su estructura.
En él se recogen 33 poemas, escritos entre 1990 y 1993, menos el último y más cáustico, de 1987. Los primeros poemas los dedica a la niñez y especialmente a los recuerdos de gentes y paisajes. Luego intenta dar explicación de cómo las realidades se transforman en poemas, gracias al paciente trabajo de la memoria. El libro concluye con Fragmentos póstumos, que refleja su veta irónica de la poesía: un pedante semiótico y la crítica literaria son objeto de divertidos poemas.
El asombro del autor ante los momentos únicos de lo cotidiano se corresponde con un tono ameno, deliberadamente coloquial y en apariencia prosaico. Pero ese rostro esconde también versos brillantes («la polifonía de colores que Otoño derramaba»), juegos literarios («la luna pensativa en lo alto de un haiku») y un gran dominio del verso y de los recursos poéticos.
Pedro L. López Algora