Planeta. Barcelona (1994). 429 págs. 2.900 ptas.
Ya lo decía Antonio Machado en su Juan de Mairena (1937): «Cuando los hombres acuden a las armas, la retórica ha terminado su misión». Esta es una de las conclusiones que se desprenden del interesante y valiente libro de Andrés Trapiello, escritor y editor. Trapiello, también reciente Premio de la Crítica de poesía, analiza pormenorizadamente la actuación de más de cien escritores españoles durante la contienda civil. Y observa que, ante el trágico cariz que tomaron los acontecimientos, todos mezclaron, sin rubor, literatura y política, convirtiendo su dedicación a las letras en propaganda y agitación. La literatura que se escribió durante esos tres difíciles años es, para la mentalidad de ahora, «imposible de digerir».
Hay que destacar la imparcialidad de Trapiello, quien mide con el mismo rasero a los escritores tanto de izquierda como de derecha. Si critica la actitud de Giménez Caballero y Agustín de Foxá, tampoco oculta testimonios que echan por tierra las visiones idílicas de algunos autores de izquierda, como José Bergamín. Especialmente duras son las páginas que el autor dedica a Pío Baroja -de quien da a conocer unos artículos publicados en Chile en los que apoyaba la implantación de un régimen militar-, así como a Marañón, Ortega y Pérez de Ayala. Tampoco oculta su crítica a las actuaciones de Cela y Laín. Admira la postura ética de Unamuno, Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado. Y aclara muchas cosas sobre cómo vivieron la guerra Luis Cernuda, Dionisio Ridruejo, Leopoldo Panero, Manuel Altolaguirre, Ramón J. Sender, Miguel Hernández, León Felipe, Manuel Machado y un largo etcétera, que se completa con una extensa bibliografía final de los «personajes del drama».
Se echaba en falta, en la abundantísima literaturasobre la guerra civil, un libro que juzgara desapasionadamente, y sin imposiciones políticas, las diferentes posturas que adoptaron tanto los escritores más representativos como los más jóvenes. Una nota es común a todos ellos: los hechos les desbordaron. Y no era para menos, pues la guerra civil fue un trágico enfrentamiento entre dos formas antagónicas de concebir España. Muchos se radicalizaron, y los que estaban a mitad de camino se dedicaron a capear el temporal como pudieron, unos sucumbiendo a la retórica política de uno u otro bando, otros huyendo de España.
Andrés Trapiello maneja muchos testimonios y fuentes inéditas y reveladoras. En ocasiones se deja llevar por sus preferencias personales, que no oculta en ningún momento y que lo sitúan como simpatizante de la causa republicana. Pero esta presencia subjetiva, que tiñe de superficialidad algunos juicios, no empaña ni se inmiscuye en la valoración de cómo la guerra civil marcó las vidas de esos escritores. Los hombres, en las guerras, sacan de sí lo más valioso o lo más mezquino y degradante. En este libro encontramos ejemplos de todo.
Adolfo Torrecilla