Alfaguara. Madrid (1993). 444 págs.
El estudio crítico de la correspondencia africana de Isak Dinesen está a cargo de Frans Lasson, que ha hecho un trabajo muy cuidado, bien traducido por Jesús Pardo.
De todos modos, cabe disentir de la óptica grandilocuente y melodramática que impregna sus comentarios a las cartas de la escritora. No responde, en mi opinión, al espíritu característico de Isak Dinesen ese énfasis engolado de las páginas introductorias que culminan con una frase entresacada de su epistolario, muy hermosa, pero desmedida en su aislamiento: «Nadie ha entrado en la literatura más ensangrentada que yo».
Al estudio preliminar, bastante discutible, sigue una cronología muy detallada que permite hacerse una composición de lugar bastante completa de la vida y entorno familiar de Isak Dinesen. La lectura de Cartas de África es un segundo escalón para el conocimiento profundo de la escritora danesa; no en vano Sydney Pollack utilizó el epistolario para confeccionar el guión de Memorias de África.
Quizá muchos de sus lectores preferirán soslayar la vida real de Karen Blixen, para entregarse al encuentro directo de las obras de Isak Dinesen. Pues la escritora danesa no deseó que su correspondencia fuese publicada, probablemente consciente de que la intimidad familiar de las cartas -dirigidas a su madre, su hermano y una tía- les confiere un aire un tanto monótono.
Alberto Fijo