Alba Clásica. Barcelona (1995). 150 págs. 1.350 ptas.
Gran parte de la vida y la obra de Henry James (18431916) fue un intento por conciliar dos estilos de vida: el europeo y el americano. Al igual que su discípula Edith Wharton, James noveló la burguesía adinerada y los convencionalismos sociales que marcaron el modus vivendi de las clases altas de principios de siglo. En la presente novela, inédita en español, el autor no abandona esta temática, pero la aborda desde una perspectiva diferente: la de la clase humilde.
Una joven sin recursos gasta su vida trabajando de telegrafista en un elegante barrio londinense. La vida de la joven se reduce a esa minúscula oficina de telégrafos, una jaula que le impide mantener cualquier relación con el exterior. Pero su mentalidad despierta e idealista busca entre los clientes y sus telegramas una posibilidad de escapar de la rutina.
Un día llega un nuevo cliente, el capitán Everard, y la protagonista comienza a estudiarlo minuciosamente. Poco a poco, lo que era un afán de salir de sí misma, de darse a conocer, se convierte en una huida de la realidad. Su desbordante imaginación quiere establecer unos lazos que no existen o que, dada su posición, no pueden existir…
El omnisciente narrador describe una psicología femenina exuberante, intuitiva, audaz. Como suele ocurrir en Henry James, es el propio personaje quien se revela a sí mismo: por eso su riqueza excede a la descripción. No resulta fácil leer esta novela, que peca en ocasiones de excesiva complejidad. La cuidadísima prosa del autor norteamericano exige una lectura atenta y reposada, para no perder el hilo de la trama y captar a la vez el suave tono de crítica social.
Pablo de Santiago