Ediciones Tempo. Madrid (1995). 95 págs. 1.300 ptas.
Segunda novela de Miguel Aranguren (1970), que debutó con Desde un tren africano. Escrita en primera persona, cuenta la historia de Rodrigo, joven huérfano de madre, hijo único. Su padre es un importante ejecutivo de una multinacional, que apenas tiene tiempo para estar con su hijo. La muerte de su mujer, después de una trágica enfermedad, le ha llevado a renunciar a parte de su vida, a su familia y a su infancia. Rodrigo casi no conoce a sus parientes, y toda su infancia ha transcurrido en internados y pisos de diferentes ciudades europeas. Un verano, Rodrigo decide pasar las vacaciones en casa de su abuela, en el País Vasco. Allí, lentamente, con el gozoso contacto familiar, Rodrigo profundiza en sus raíces y en las de su padre. Esos meses serán muy importantes para el desarrollo de su personalidad.
En esta novela corta, Aranguren combina de una manera sabia la pura narración con los diálogos y la introducción de pasajes más reflexivos. La evolución del personaje se funde acertadamente con lo que sucede a su alrededor. Todo es muy normal, hasta los sentimientos y las relaciones familiares, incluso la descripción del primer amor. La novela es un homenaje a la memoria, al pasado, a la adolescencia, verdaderas raíces del presente.
Adolfo Torrecilla