Planeta. Barcelona (1995). 496 págs. 2.800 ptas.
Antonio Gala ha conectado bien con un público lector, sobre todo femenino, que devora todo lo que escribe. Si La pasión turca había despertado en miles de lectoras la sed por un amor apasionado, Más allá del jardín, su tercera novela, repite el mismo esquema narrativo y casi idéntico mensaje. La novela, tiene también una protagonista femenina, Palmira Gadea, una mujer madura de la aristocracia sevillana, que ha vivido toda la vida encerrada en su limitado mundo de relaciones sociales y familiares. Poco a poco, su «jardín» se irá resquebrajando y Palmira necesitará abrirse al exterior. En este proceso, Palmira sufre una definitiva ruptura familiar, una trágica separación de los hijos y un tortuoso camino -lleno de frustrantes experiencias eróticas e íntimas- hasta encontrar un amor entrañable. Al final, Palmira decide dar a su vida un sesgo filantrópico y abandonará todo para irse de enfermera a Ruanda, donde vive los sucesos trágicos de hace dos años.
La obra, sobrecargada de acontecimientos, mezcla elementos líricos, psicológicos y sociales. Gala carece de la naturalidad necesaria para hacer verosímil la historia que cuenta y para dar apariencia de espontaneidad a la actuación de muchos personajes. Resulta así un cuadro de artificiosidad poco convincente, en el que motivaciones testimoniales, críticas y de tesis predominan sobre la imaginación creativa.
De la experiencia de la protagonista parece desprenderse que el adulterio, el divorcio o la homosexualidad se imponen a los antiguos principios de la castidad y la monogamia, ahora tan insostenibles y arcaicos como las grandes mansiones ajardinadas. Alguna escena descriptiva subraya este mensaje, aunque lo predominante es la discutible filosofía que va dejando caer Antonio Gala a lo largo de toda la narración.
Pilar de Cecilia