Tusquets. Barcelona (1994). 211 págs. 1.615 ptas.
Interesante obra que explica de forma ágil la historia de las ideas sobre la evolución sin quedarse en la mera ciencia experimental. El autor, director del Instituto de Paleontología «M. Crusafont», muestra cómo en el mundo científico muchas veces los cambios son lentos y los planteamientos nuevos se abren paso con dificultad. «Como en otras actividades del conocimiento -señala Agustí-, las ciencias suelen valerse en su desarrollo de esquemas conceptuales preconcebidos (a los que podemos llamar metáforas) y que, como los antiguos mitos, perduran sin ser cuestionados durante generaciones».
Las ideas evolucionistas tardaron al principio en ser acogidas porque existía una visión fijista de las especies sólidamente implantada, acorde con la clasificación taxonómica de Linneo. Después, la mayoría de los biólogos admitieron la evolución, y, sin más problemas, siguieron usando la nomenclatura de Linneo. La polémica sobre la evolución se vio caldeada también debido a interpretaciones literales de la Biblia, sobre todo, según el autor, por parte de protestantes «fundamentalistas».
Agustí muestra cómo el darwinismo está ya superado, aunque pone algunos ejemplos de evolución gradual conocidos por abundantes datos fósiles, como ocurre con los équidos. Pero en muchos otros casos se ven claros saltos y la posibilidad de que existan unas leyes de la evolución.
El libro explica brevemente teorías sobre la evolución que superaron al neodarwinismo, pero que son poco conocidas fuera de los ambientes científicos, donde se suele identificar «evolución» con «darwinismo». Agustí sentencia: «Los esquemas materialistas mantenidos hasta los años 60 han quedado manifiestamente caducos».
La evolución y sus metáforas es una obra útil para quien quiera conocer lo que nos dicen los fósiles sobre el pasado. Únicamente se echan en falta más referencias a los datos proporcionados por la biología molecular en los últimos veinticinco años.
Mariano Delgado