Ediciones Internacionales Universitarias. Barcelona (1995). 134 págs. 950 ptas.
Páginas llenas de sensibilidad componen esta Carta a cualquier amiga. Rosa Marina Errea -esposa, madre y ama de casa- quiere compartir sentimientos, situaciones, desencantos, ilusiones… con otras mujeres -aunque no queda excluido el lector masculino-. La carta comienza «por la mañana», analizando lo injusto y exigente que es el mundo con la mujer. Continúa «al mediodía» -después de un «sueñecillo para coger fuerzas»-, haciendo poesía de la existencia cotidiana de una mujer que valora las cosas pequeñas como «gotas de la vida». Y «por la noche» acaba la carta, animando a las mujeres a conseguir un mundo más femenino, un «mundo maternal».
Página a página, el lector se va convirtiendo en confidente y cómplice de la autora. Se nota que es un libro escrito por una mujer: rumiado por la experiencia y escrito con el corazón, con un estilo directo, personal e íntimo.
La autora confía más en el valor de los detalles que en las grandes reivindicaciones: si concediéramos -afirma- más importancia a estas «tonterías», lograríamos un poco más de felicidad. Aconseja hablar a tiempo, lo cual evita gritar a destiempo. Y apuesta por la solidaridad y comprensión entre las mujeres. Resulta fácil hacerse amiga de Rosa Marina.
Pilar Guembe Mañeru