Alfaguara. Madrid (1996). 309 págs. 1.800 ptas.
México y Estados Unidos, su poderoso vecino del Norte, están a la larga condenados a entenderse y asimilarse, pero su convivencia parece destinada a perpetuas dificultades. Transparente y frágil como un cristal es la frontera que une y separa a la vez ambos pueblos. Las múltiples facetas que muestra la ambivalente relación entre ellos sirven de base argumental a esta novela, articulada en una serie de nueve episodios con una cierta independencia pero con personajes y temas comunes, como piezas de un mismo mosaico.
Carlos Fuentes, con su habitual realismo, refleja la pobreza y la corrupción política que soportan los mexicanos y el espejismo de bienestar que supone para ellos la imagen de riqueza y estabilidad de Estados Unidos. Su forma narrativa, directa, agresiva y mordaz, se plasma a veces en situaciones próximas al melodrama o directamente inmersas en él. El carácter mexicano, tanto de los criollos ricos y educados como de las clases populares, con mayor o menor proporción de sangre indígena, se describe con rasgos vivos y significativos, y las escenas costumbristas tienen fuerte sabor ambiental. Paralelamente, los prejuicios de los estadounidenses hacia los inmigrantes, legales o ilegales, están impresos de forma vigorosa en sus raíces, nacidas de una opulencia rápida y aún reciente, y de una ignorancia histórica tan profunda como prepotente.
Técnicamente la obra está bien resuelta, a pesar de las dificultades que encierra dar unidad y coherencia a una acción deliberadamente dispar en lo que se refiere a localización geográfica y entorno social. El efecto de contraste de esta disparidad se acentúa aún más por los giros idiomáticos empleados por los distintos personajes, que subrayan de modo eficaz los rasgos relevantes de su psicología y de sus orígenes culturales.
La obra es un testimonio muy persuasivo del daño que el racismo, el temor, la incomprensión y la injusticia causan en un pueblo sencillo e ignorante, pero también alegre y animoso. Que las precarias condiciones en que viven faciliten la promiscuidad sexual y la violencia es un argumento que Carlos Fuentes esgrime con frecuencia en términos obscenos, igual que cuando se alude a la hipócrita doble moral de los ricos.
Pilar de Cecilia