Rialp. Madrid (1995). 177 págs. 1.500 ptas.
Este libro, como ya avisa su autor en la introducción, tiene dos objetivos: el diagnóstico de los males de nuestra sociedad (la fragmentación) y su terapia (la armonía). Así, en su primera parte y bajo el título de «La vida cuarteada», José Luis del Barco describe el panorama actual de división, pesimismo y frivolidad reinantes. Su análisis va desde la política a la ciencia, pasando por el arte y con referencias continuas a la filosofía. Quizás por esto último, y aunque el autor haya tenido la delicadeza de no caer en academicismos, la lectura del libro presupone una cierta cultura filosófica. En cualquier caso, el tono apasionado de José Luis del Barco y su capacidad de hacer comprensible lo complejo configuran este diagnóstico como un útil mapa para navegantes poco experimentados.
La segunda parte («La rehabilitación de la armonía») está dedicada a recuperar ese afán integrador. Tras pasar revista a nostálgicos o fallidos intentos de conciliación, el autor desemboca en lo que llama los «ámbitos de la incondicionalidad» (la verdad, la belleza, lo bueno), la vuelta a los clásicos y, en fin, a una antropología «optimista» y a la ética como un modo de ganar tiempo y de integrar todas las dimensiones del ser humano. La sombra del filósofo Leonardo Polo en estos dos últimos puntos es palpable.
Quizás, una de las mayores virtudes de La civilización fragmentaria es el ánimo que infunde en el lector. Como los buenos maestros, José Luis del Barco no se limita a mostrar todo lo que sabe, sino que es capaz de transmitir sus inquietudes, despertar la curiosidad y abrir puertas al profano.
Aurora Pimentel