Iván Turguénev (1818-1881) suele ser considerado uno de los tres mejores novelistas de Rusia, por detrás de los genios incontestables de Tolstói y Dostoievski. Su popularidad está unida a su condición de ser el más occidental de los escritores rusos; de hecho murió en Francia, país donde pasó gran parte de su vida. Se dio a conocer literariamente con Relatos de un cazador (1852), un conjunto de cuentos que conforman un magnífico fresco de la vida campesina rusa. Dentro de su obra novelística destacan Rudin, Padres e hijos, En vísperas, Nido de nobles y Tierras vírgenes.
Primer amor es una novela corta basada en hechos autobiográficos. Vladímir Petróvich narra en primera persona la historia de su primer amor. Con sólo dieciséis años se enamora profundamente de Zinaida, una joven cinco años mayor que él, que goza de un gran coro de admiradores a los que maneja a su antojo. Tras la alegría del comienzo del amor, Vladímir tropieza con un contrincante del que Zinaida se ha enamorado.
Turguénev utiliza en esta novela un estilo muy sencillo que le acerca mucho más a la obra de Pushkin que a la de otros novelistas de su generación. Presta poca atención a los personajes secundarios, que apenas aportan nada a la trama. A Turguénev le importa por encima de todo el personaje femenino, pero siempre a través de la mirada del joven enamorado. Por eso no importan tanto los hechos o la psicología de los personajes como los sentimientos de Vladímir hacia Zinaida. La historia -narrada muchos años después por el protagonista- responde a una estructura claramente romántica y, al fin, no es más que un paso decisivo del protagonista hacia su madurez. La edición incluye un extenso apéndice sobre el autor y su obra.